Ansiedad en lo general se le dice a la respuesta de alarma del organismo ante una amenaza externa en el ambiente o interna en nuestro organismo, como ante un infarto.
Cuando ante esta respuesta de alarma se identifica la amenaza, se le suele llamar miedo pero cuando la amenaza no es claramente identificada, se le conoce como ansiedad (propiamente dicha). La ansiedad en lo general, se trate de ansiedad propiamente dicha o de miedo, es una respuesta de alarma natural ante la percepción de una amenaza y suele desaparecer ante la verificación de que el problema se ha solucionado o ya esta en proceso de solucionarse.
Esta respuesta de alarma o ansiedad es una de las funciones mas importantes de nuestro organismo y es la que que nos ha permitido sobrevivir como especie (junto con su contraparte: el placer, que al estar ausente la activación de la respuesta de alarma, nos permite disfrutar de los fenómenos benéficos de la vida y tomar mejores decisiones).
Así nuestro sistema de alarma o ansiedad según el nivel de amenaza, manifiesta un nivel de reacción (según el sapo, la pedrada):
Nivel 1. Temor. Es una respuesta ligera, incómoda que indica que algo no cuadra, que algo se salió de su sitio normal y esto nos motiva a verificar y corregir si es necesario o confirmar que todo está en orden… fácilmente podemos ignorar esta alerta, con cualquier otro estímulo o tema más interesante.
Nivel 2. Ansiedad. Cuando el problema parece ser mas serio y con posibilidad de empeorar, la señal de alarma ya no es posible ignorarla al menos que haya otra situación más intensa. Así, con respuesta de ansiedad, la persona ya no logra relajarse, siente una constante sensación de que algo malo esta sucediendo, y no le es posible prestar atención al resto de sus actividades, disminuyendo su capacidad de disfrutar de su día y bajando la calidad de sueño, incluso ya presentando insomnio. La persona aún puede aparentar estar bien, funcionar, pero por dentro ya hay malestar y sus actividades las hace por compromiso o en automático. Son comunes los errores y los cambios de actitud. Los demás lo notan pero no saben exactamente qué pasa.
“El que anda bien, no anda mal.”
“El que anda bien, no anda mal.”
Nivel 3. Angustia. Ya en nivel de angustia cuando el problema parece seguir creciendo o no somos capaces de solucionarlo, el cuerpo comienza a prepararse para huir, atacar o paralizarse. Así el corazón late mas fuerte y rápido para enviar mayor cantidad de sangre, oxigeno y nutrimentos a los órganos encargados de la defensa como músculos, corazón, cerebro, así que los pulmones también se agitan y los músculos se ponen tensos…el cerebro activa las áreas especializadas en la detección de amenazas y en reacciones defensivas, activándose las amígdalas cerebrales, sistema límbico y corteza cerebral con información negativa. Otros órganos como el intestino, la piel y mucosas como la boca donan su sangre a los órganos encargados de la defensa, poniéndose la piel pálida, con sudor frío, y sensación de hormigueo o adormecimiento, sensación de vacío en estomago, con ganas de vomitar o evacuar, así como otros síntomas de estos órganos, muchas veces muy curiosos, pero asociados a sensación de alarma o miedo.
En este tercer nivel, de angustia, la persona ya no puede ocultar el miedo aunque lo intente… pasa algo particular, que mientras más intenta controlarse, más aumenta la reacción física de angustia, aumentando aún más el miedo, debido a que en este punto la respuesta del cuerpo es compleja y automática. En nivel de angustia la persona ya siente un deseo de salir corriendo, y es común tener miedo a perder el control.
Nivel 4. Pánico. El pánico es la máxima respuesta de alarma, se pierde el control completamente ya que el cuerpo y mente interpretan que no hay escapatoria mas que gritando por ayuda, huir desesperadamente o atacar con uñas y dientes, en este nivel no importa el ridículo o el escándalo, la reacción es extrema para salvar la vida. Es la peor experiencia emocional que es capaz de vivir un ser humano, la última reacción para sobrevivir (se presenta en intentos de homicidio, estar en medio de un desastre natural, secuestros, violaciones, etc.)
Lo anterior es la respuesta natural de nuestra mente y cuerpo ante las amenazas dependiendo del nivel de amenaza, y es normal siempre y cuando exista una amenaza verificada o no verificada (una broma o un malentendido puede causar una respuesta real de alarma), y desaparece cuando se resuelve el problema o se descarta.
La ansiedad como trastorno, (como se puede leer en el concepto de trastorno descrito en otro apartado) es esta misma reacción de alarma pero en ausencia de una amenaza que la justifique, o a pesar de que si hay amenaza, su nivel de amenaza no corresponde al nivel de respuesta, o esta es prolongada o inadecuada. El trastorno es una respuesta de alarma que en lugar de ayudar a resolver problemas, los origina o complica.
En el presente hay una buena comprensión de los mecanismos de alarma en los mamíferos y en el ser humano particularmente, gracias a la ciencia y a otras disciplinas. Se conocen las estructuras del cerebro y del cuerpo implicadas, así como los tipos de gestión de la realidad que canalizan correctamente las reacciones mentales y corporales; se conocen también muy bien las reacciones que pueden complicar, empeorar o mantener el problema.
Los tratamientos médicos o psicoterapéuticos son buenas herramientas para tratar trastornos de ansiedad, sin embargo son solo apoyos, ya que la verdadera solución de los trastornos de ansiedad es la adquisición de conocimiento, habilidades y herramientas para afrontar los problemas y adaptarse lo mejor posible a la realidad de cada quien. Así, evaluar primero de dónde puede venir la señal de alerta y a qué problema pertenece es lo primero que hay que hacer, definirlo. Una vez identificado el problema, iniciar uno mismo con ajustes y observando la respuesta del problema, hay que preguntar, investigar, y cuando persiste el problema, es mejor acercarse a un profesional de confianza.
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